De acuerdo con el director de Protección Civil Sergio Rodriguez, “Las tarimeras” autorizados suelen contar con documentos en regla y, en algunos casos, con un velador que se encarga de vigilar la propiedad para evitar posibles siniestros.
Sin embargo, muchas tarimeras de particulares no cumplen con estos requisitos, lo que aumenta el riesgo de incendios que pueden propagarse rápidamente, afectando a las propiedades vecinas.
La acumulación de tarimas de madera sin las debidas precauciones convierte estos predios en puntos críticos de riesgo.
En caso de incendio, el material altamente inflamable puede propiciar una rápida propagación del fuego, lo cual no solo compromete la seguridad de la propiedad, sino que puede desencadenar graves daños ambientales y poner en riesgo a los residentes de zonas cercanas. La falta de personal de vigilancia incrementa la posibilidad de que un incendio pase inadvertido hasta que es demasiado tarde para sofocarlo.
Rodríguez destacó la importancia de que las autoridades revisen estos predios y orienten a los propietarios sobre los requisitos mínimos de seguridad que deben implementar para operar legalmente. Instó a los dueños de tarimeras a acudir a las oficinas municipales para regularizar su situación y adoptar las medidas de protección correspondientes, incluyendo la vigilancia, sistemas de alarma y protocolos de emergencia.